Reseña: Reset, de Lorena Pacheco.

A Berenice le han roto el corazón. Ella creía que él era el amor de su vida y, sin previo aviso, va y le suelta que ha conocido a otra. Así, sin más. Con todo el morro del que disponía hasta la fecha.

Tras múltiples intentos fallidos por reconstruir su miserable existencia, Berenice por fin encuentra lo que parece la solución definitiva. Arriesgada, disparatada e increíble, la operación Reset puede ser la puerta hacia una vida mejor, ¿pero está dispuesta a correr el riesgo?

Una escapada a Roma, la aparición de un fotógrafo irresistiblemente atractivo y la oportunidad de empezar de cero, pondrán a prueba su decisión.

Divertida y disparatada, Reset es una historia sobre lo difícil que es olvidar y pasar página, incluso haciendo trampas.

Nunca he sido muy dada a leer novelas de este género, pero con la oportunidad de participar en la lectura conjunta que organizó La estantería de Helena me animé a leer Reset y abrir un poco más mis propios horizontes literarios. Y la verdad, no he sacado nada positivo de este intento… Me resulta raro hablaros negativamente de un libro que en cualquier otro blog os recomendarán, pero he de ser sincera.

El argumento de Reset me llamaba bastante la atención. Parecía simple pero podía dar bastante juego según cómo se desarrollara, y ahí reside uno de los motivos por los que no me ha convencido esta novela: creo que podía haberse sacado mucho más jugo de la historia, pero la trama se acabó centrando en otros aspectos que, personalmente, no me atraen tanto. Me explico:

[SPOILERS HASTA EL SIGUIENTE PÁRRAFO]

Berenice es una mujer en las puertas de la treintena. Su novio Elías, con el que lleva tres años saliendo, la acaba de dejar por otra mujer más joven. Ella lo pasa realmente mal, pero de repente un científico aparece en su vida y le ayuda a resetear su memoria, eliminando los últimos tres años de su vida. Literalmente. Cuando llegué a este punto de la novela, estaba deseando que el científico, Teo, tuviera más importancia, que se le diera el protagonismo que creo que debería haber tenido: al fin y al cabo, sin él no habría “Operación Reset”; sin embargo, Teo aparece casi de pasada y no se le otorga ningún tipo de atención. La trama a partir de ese punto se centra en un triángulo amoroso tan caótico como predecible, y mi decepción fue enorme.

[FIN SPOILERS]

Con respecto a los personajes, no podían ser más típicos. Por un lado están la protagonista y sus dos mejores amigos: Berenice es una chica anclada en su autocompasión; su amiga Zoe es la típica mujer sexualmente libre a la que se la trata de “zorrón”; y el amigo gay, Gus, retratado como un hombre muy afeminado. Los estereotipos también persiguen a otros personajes: Elías, el ex de Berenice, un hombre egoísta y cruel que no duda en pisotear el corazón de la protagonista; la nueva novia de Elías, que es, cómo no, una veinteañera muy atractiva y que aparece como un mero decorado; el tercer integrante del triángulo amoroso central, que es un chico guapísimo y muy bueno, que parece esconder un pasado un tanto turbio, pero que [SPOILERS] resulta ser un trozo de pan de los pies a la cabeza [FIN SPOILERS].

En resumidas cuentas: ningún personaje me ha sorprendido ni me ha hecho querer saber más de él. Todos son absolutamente planos y giran en torno a Berenice, una protagonista que, en general, me ha resultado desquiciante.

Viví con esta novela una experiencia que nunca me había ocurrido y que escuché por primera vez en un vídeo de Andreo Rowling hace poco (creo que fue ella quien lo comentó, pero no estoy del todo segura): se trata de que Reset me ha sido completamente ajena. Leía, pero no me sentía parte de la historia. Cuando me adentro en un libro, me introduzco en lo que está pasando, la disfruto “desde dentro”, por decirlo de alguna manera. Pero no logré conectar ni con los personajes de Reset ni con su historia, y por eso la viví “desde fuera”, como si se tratara de algo completamente ajeno a mí con lo que no empaticé en ningún momento.

Y además, aunque creo que Lorena Pacheco sabe escribir, podría haber dado mucho más de sí, ya que la narración de esta novela no me gustó demasiado. Hubo momentos en los que pensaba que me iba a lograr emocionar un poco (porque la verdad sea dicha: las primeras páginas están muy bien, la autora sabe retratar perfectamente cómo se siente Berenice y a mí se me comía el desasosiego con lo que le había pasado), pero para mi gusto no supo rematar esas situaciones y me terminó dejando muy fría.

Además, el estilo de la novela se me ha hecho pesadísimo de seguir. Al principio no me desagradaba, pero conforme avanzaba la lectura me iba saturando más y más que el 85% del libro fueran diálogos. Me agobiaban tantas páginas seguidas de conversación sin ninguna pausa. Me gusta que haya conversaciones y que los personajes interactúen, pero en Reset comenzó a atosigarme demasiado que los diálogos no pararan y que apenas hubiera nada de acción. Hubo capítulos y capítulos donde la conversación no cesaba y este aspecto me abrumó muchísimo.

De la historia de amor y del final de esta novela no puedo hablar sin hacer spoilers, así que si no quieres saber cómo termina esta novela, no leas desde aquí hasta que ponga que no va a haber más spoilers.

El triángulo amoroso entre Elías, Berenice y Román (el “trozo de pan” que mencioné antes) me pareció muy mal desarrollado y absolutamente predecible. Vale, en otras muchas novelas también se intuye con quién va a acabar la protagonista, pero el desarrollo de los sentimientos de los personajes en Reset fue demasiado abrupto. Berenice y Román se acababan de conocer en Roma (quitando ese encuentro anterior que la protagonista no recordaba), y al séptimo día ya volaban en avión el uno por el otro, para declararse su amor eterno. Y en el epílogo se prometen, cuando solo llevan cuatro meses saliendo… No soy fan del instalove y esta historia de amor me pareció muy inverosímil y demasiado rápida.

El desenlace para el resto de protagonistas también era de esperar. Elías acaba a la altura del betún después de que Berenice le mande cortésmente a freír espárragos; Gus termina saliendo con un chico al que conoció en Roma, y Zoe… Lo de la amiga de Berenice fue lo que más me disgustó del final. Zoe acaba absolutamente enamorada (en cuatro meses también) del amigo de Román, con el que empieza llevándose fatal. Para colmo, en las últimas páginas se descubre que Zoe está embarazada y, aunque por un momento haya dudas sobre cómo se lo va a tomar el futuro padre, éste está encantado con el embarazo de su novia, y todos terminan felizmente unidos en una fiesta.

AQUÍ ACABAN LOS SPOILERS.

Y también acaban las cosas malas, porque no todo en Reset ha sido horrible (de ser así, tendría una estrella, y le he dado dos). Las cosas que sí me han gustado de esta novela son sus golpes de humor y la ambientación que se describe durante las vacaciones en Roma de los protagonistas.

Una cosa es innegable: Reset hace reír. Perdí la cuenta de las ocasiones en las que esta novela me robó alguna carcajada, ya que, aunque la trama en sí y los personajes dejaron mucho que desear en mi opinión, es cierto que tienen muchos momentos muy graciosos.

Por otro lado, después de la “Operación Reset”, los tres amigos se van de vacaciones a la capital italiana y, como amante del arte, disfruté muchísimo de las descripciones de la ciudad y de las visitas que los protagonistas realizaban por los monumentos más emblemáticos. Se nota que la autora sabía de lo que hablaba, y en ese sentido me sorprendió para bien.

En resumen: Reset es una novela que me ha parecido bastante insulsa y que, aunque es capaz de hacerte reír de verdad, no he disfrutado demasiado.

Gracias a la editorial Escarlata por el envío del libro.