Soy el espectro, la sombra y el enigma.
No hay palabras bellas que describan mi historia, ni actos que merezcan ser recordados. Aquí no hay héroes de leyenda, ni princesas que merezcan ser salvadas. No hay canciones que alivien el dolor de mi alma, ni melodías que apacigüen al dragón. Viví muerto y luché desarmado. Llamé insensatos a todos los que vieron luz en este mundo podrido. Taché de estúpidos a los que se enamoraron. Vagué por lugares donde el viento aún susurra mi nombre entre lamentos. Abrigué mis entrañas con la más densa oscuridad, pues nadie conoce tan bien como yo el significado de la palabra rencor.
Si aún no vivís en las sombras, acercaos. Os hablaré de lo que queda cuando el corazón se rompe; cuando se repudia el amor. Acercaos, os hablaré de lo que queda, cuando no queda nada.
Antes de nada, quiero dar las gracias a la editorial Nazarí y al propio Ismael por organizar este reto de reseñas y por el envío de la novela. Ha sido una experiencia muy buena y he descubierto a un escritor del que sin duda quiero leer más historias.
Donde lloran los dragones está ambientado en un universo ficticio,
un continente llamado Coraterra que se divide en varios reinos, y en un tiempo
sin especificar, que se corresponde con una era medieval.
La trama transcurre de forma
lineal durante la mayor parte del libro, aunque en las últimas cien páginas se
desdobla y pasa a narrar varios escenarios y tiempos distintos, dando pequeños
saltos adelante y también flashbacks. Sin embargo, todos los elementos
convergen poco a poco en un desenlace común.
Esta novela tiene un protagonista
muy claro: Aidan, el príncipe del reino caído de Nooberland, un hombre de poco
más de 25 años que se mueve única y exclusivamente por la sed de venganza. No es
el típico héroe al uso, sino una persona despiadada que no mide sus instintos. Alguien
le arrebató todo: su familia, su reino, su vida... y él sólo quiere matar a quien
lo hizo. Ismael Contreras no busca que se le tenga compasión, no lo retrata
como el típico héroe enfadado pero que aun así es magnánimo: Aidan lleva su
locura hasta la última consecuencia. Me encantó cómo el autor no se anda con
medias tintas, y pinta a un personaje frío y duro de verdad, que protagoniza
las escenas más escabrosas de toda la novela. Mata sin piedad, porque es lo
único que persigue desde que lo perdió todo.
“He asesinado a sangre fría a
hombres y mujeres. He destrozado las blandas mentes de niños al dejarles
huérfanos. He causado dolor en los corazones de quienes quise. He adorado a
dioses malditos y derramado sangre en sacrificios en su honor. He convertido mi
alma en un contenedor en el que arrojar toda la podredumbre de esta tierra,
envenenándome a mí mismo. Y tengo la intención de seguir matando, uno por uno,
a todos los que me hicieron vivir esto, pues el deseo de venganza sigue anclado
en mí como las raíces de un árbol se anclan a la tierra”.
Por otro lado, hay varios
personajes secundarios que se van uniendo poco a poco al viaje del protagonista por Coraterra en busca de los asesinos de su familia. Desde el principio de la
novela, Aidan está acompañado de Morgana, una bruja por la que no siente ningún
tipo de cariño pero con la que viaja porque ella quiso ir con él. Conforme
avanza la historia, a ellos dos se les unen otros personajes secundarios que no
voy a desvelar. Creo que cuanto menos sepáis acerca de lo que ocurre en la
trama, mejor.
La narración, en tercera persona
y en pasado, es muy versátil. Puede ser enormemente directa y cruel en las
muertes y en los instintos más bajos de los personajes, así como tierna en los
puntos más sentimentales de la historia. La prosa de Ismael Contreras me ha
parecido sublime, con fragmentos realmente bellos que parecían sacados
directamente de libros de poesía, y otros que reflejaban a la perfección cómo se
sentía Aidan y de qué manera quería torturar a sus víctimas.
La novela me estaba gustando
mucho, pero me aterraba que el final no me convenciera. Quedaban pocas páginas
y no se había resuelto nada, y yo empecé a ponerme muy nerviosa. No quería que
el autor terminara la historia rápido y corriendo, y que con un final pobre
tirara por la borda todo lo que me estaba haciendo sentir. Sin embargo, Ismael
Contreras no me decepcionó: lo que en un principio puede parecer una sinopsis
simple, se va convirtiendo poco a poco en una trama enrevesada llena de
misterio, de recuerdos, de venganza y de secretos que no se desvelan hasta el
mismo final. El desenlace me dejó boquiabierta. La historia se completa de una
forma tan inesperada como satisfactoria, y no deja cabos sueltos. Me consoló
que todo el ciclo se cerrara después de lo intenso que había sido, y que el
autor supiera acabar todas las tramas y no dejar nada en el aire.
Sin embargo, una de las cosas que
más me han encantado sobre Donde lloran los dragones, son los mensajes sobre el
mundo actual que se dejan caer a lo largo de la novela:
En Coraterra, las personas se
rigen por una religión propia de la novela. Según sus habitantes, el Dios bueno
que les protege es Godren, y hay otros Dioses malos que son los que corrompen a
los seres humanos. Además, hay un régimen eclesiástico que, como en la
realidad, goza de privilegios. Pero en la novela se deja caer en varios puntos
que la Iglesia es una farsa, que las creencias en las que se basa la población
de Coraterra no son más que un invento para beneficio de unos pocos, y que todo
lo que les contaron sobre su Dios es mentira.
También se lanzan ciertos
mensajes hacia los gobernantes y los reyes. Están reflejados en Coraterra a
través de personas egoístas y sin escrúpulos, a quienes no les importa hacer
cosas muy poco éticas con tal de conseguir más poder, pero que hacia su pueblo
venden una imagen de tranquilidad y de benevolencia.
Aunque sin duda, el tema mejor
tratado y que más me gustó de esta novela gira alrededor de la figura de Aidan.
Él quiere matar a quienes mataron a su familia, y quiere hacerles sufrir y
torturarles como ellos hicieron. Varios personajes que viajan con él le sugieren lo siguiente: ¿asesinar al
asesino te convierte en asesino? A Aidan no le importa, él piensa que las
muertes que acomete están justificadas y que, por tanto, no se convierte en un
ser tan despreciable como aquellos de los que intenta vengarse. Pero… ¿es eso
cierto? A lo largo de la novela se debate este tema, que me pareció un trasfondo
muy adecuado para la historia que se narra y que, además, no suele reflejarse
así en otras novelas.
“La paz puede encontrarse de
muchas formas, no hay necesidad de derramar más sangre. Aidan, el odio y las
guerras no traen paz, sino más odio y guerras. Es un bucle infinito que se
retroalimenta y nunca acaba. Si te vengas de aquellos que mataron a tu hermano
y los asesinas, habrá alguien que más tarde quiera asesinarte a ti por haberlos
matado, y así sucesivamente”.
Pero no todo en esta novela ha
sido precioso y, por mucha rabia que me dé, no puedo darle cinco estrellas
sobre cinco. Se va a quedar con 4,75, más o menos… Y es que si algo me ha
disgustado de Donde lloran los dragones
es la escritura propiamente dicha. Hay algunas faltas de ortografía (“porqué”
cuando debería ir separado, “sino” cuando tendría que ser “si no”, etc.), mucha
carencia de tildes y, sobre todo, carencia de comas (por ejemplo, ningún
vocativo llevaba coma). Los signos de puntuación me rechinaron a lo largo de
toda la novela, y son estas tres cosas lo que no hicieron de su narración todo
lo brillante que pudiera haber sido. Ismael Contreras escribe muy bien, su
prosa me ha encantado, pero a Donde
lloran los dragones le falta mejorar la ortografía y la puntuación. Esto es
el único punto negativo que le veo, y lo que ha separado este libro de ser
perfecto. A pesar de ello, merece mucho la pena leer esta novela, porque todos los demás elementos que la componen son maravillosos.
En definitiva, Donde lloran los dragones es una novela
intensa, con una historia muy interesante y unos personajes magníficamente
construidos. Un libro que roza la perfección y que sin duda recomiendo.
Tenía muchas ganas de que pusieras esta reseña. Aunque no es una temática que suela leer puede ser interesante en este caso. Me llama la atención y tal vez me atreva aunque el tema de la mala ortografía me echa para atrás muchísimo. Los textos así, termino abandonándolos... En fin, ya veremos si me animo o no. Un beso!
ResponderEliminarA mí durante las primeras 100 páginas me dolía MUCHO el tema de la ortografía y la puntuación, pero te aseguro que la historia se vuelve tan interesante y tan adictiva que para mí pasó a un segundo plano. Soy muy maniática con ese tipo de cosas, pero para mí, este libro merece MUCHO la pena a pesar de ese gran fallo. Si te animas con él, espero que te guste. ¡Un abrazo y gracias por leerme!
EliminarEste libro creo que no es para mí, pero me alegro de que a pesar de esos peros lo hayas disfrutado.
ResponderEliminarbesos
Pues la verdad es que es un libro que no me llamaba mucho, en gran parte por la portada, que me da mal rollo, pero me ha gustado mucho tu reseña, lo tendré en cuenta :)
ResponderEliminar¡Un beso!
Corcho, ahora mismo vengo de tu entrada "top 1o portadas que menos me gustan" y aunque si, la portada se las trae, ¡mira que es fea la jodida! tu reseña me ha hecho querer leerlo. Sin duda, un "futurible" :)
ResponderEliminarBesos!