Un amanecer de 1945, un muchacho es conducido por su padre a un misterioso lugar oculto en el corazón de la ciudad vieja: El Cementerio de los Libros Olvidados. Allí, Daniel Sempere encuentra un libro maldito que cambia el rumbo de su vida y le arrastra a un laberinto de intrigas y secretos enterrados en el alma oscura de la ciudad. La sombra del viento es un misterio literario ambientado en la Barcelona de la primera mitad del siglo XX, desde los últimos esplendores del Modernismo hasta las tinieblas de la posguerra.
Como lectora, me he encontrado a lo largo de mi vida con algunos libros que, de solo escuchar su título, me hacían sentir cosquillas en el estómago, como si de un amor adolescente se tratara. No son muchos, apenas cinco o seis, pero hoy os traigo la reseña de uno de ellos.
La sombra del viento, para mí, siempre ha sido esa novela que no quiero dejar de leer, de la que nunca me canso. La he leído tres veces, desde que me la regalaron por el Día del libro cuando tenía 15 años (gracias, Pilar), y a pesar de saberme de memoria algunas de sus escenas y diálogos, siempre tengo la sensación de que este libro me va a descubrir algo nuevo cada vez que lo abra.
Si me conocéis un poco o sois lectores habituales de este blog, sabréis que Zafón es mi escritor favorito y que La sombra del viento es un libro que no paro de recomendar, casi con cualquier excusa. Sin embargo, pese al año y medio que llevo creando contenido en este blog, nunca lo había reseñado.
Hasta hoy.