Reseña: Sueños de piedra, de Iria G. Parente y Selene M. Pascual.

Érase una vez un reino muy, muy lejano donde un príncipe premió a un mago por ayudar a rescatar a una joven en apuros.

Encantador. Lástima que nada de esto sea verdad.

En realidad, el príncipe sueña con gloria y venganza; el mago, con que sus hechizos no sean siempre un desastre y la joven en apuros, con huir de un pasado que la atormenta… y del recuerdo del hombre al que ha matado.

Érase una vez…

La verdad sea dicha: suelo huir de libros de los que se habla TANTO en las redes sociales, y el movimiento que ha habido con Sueños de piedra no ha dejado libre ninguna timeline de twitter. Pero no pude evitar comprar el libro poco después de que saliera y, tan pronto llegó a mi casa, abrirlo. Por una razón u otra me costó un mes leerlo, pero si algo tengo claro es que no fue por el libro, ya que es una gran novela. Simplemente me surgieron otras cosas y lo leí muy, muy despacio, pero eso no ha impedido que me haya fascinado por completo.

Marabilia, el universo ficticio donde se desarrolla Sueños de piedra.
Ilustración de Lehanan Aida.

La trama de Sueños de piedra se centra en el viaje por Marabilia que realizan tres personajes —Arthmael, Lynne y Hazan—, cada uno en pos de un objetivo individual: Lynne quiere huir de su pasado y convertirse en mercader, el objetivo de Arthmael es realizar hazañas para que le nombren rey a él y no a su hermano bastardo, y Hazan intenta encontrar una cura para su hermana. Sin embargo, las autoras toman esta trama como premisa para tratar temas más profundos y, sobre todo, para denunciar a través de la fantasía situaciones de la vida real. Así, en las páginas de Sueños de piedra encontramos una clara intención de denuncia al machismo, a la desigualdad entre géneros y a la superposición del hombre sobre la mujer.

“El amor no es pertenencia, el amor debería ser libertad”.

El ritmo en el que avanza esta novela es desigual: en algunos fragmentos la acción es rápida y hay escenas de mucho movimiento, pero en otras partes la acción se detiene para dar paso a monólogos interiores de los personajes.

Sueños de piedra es una novela de personajes más que de acción. Iria y Selene hacen mucho hincapié en el carácter y la evolución de Lynne y Arthmael, que comienzan siendo dos polos totalmente opuestos. Lynne es una huérfana que llevaba trabajando como prostituta desde los 14 años; una joven pobre y sin ninguna oportunidad en la vida hasta que decide escaparse del prostíbulo, para lo que tiene que cometer un terrible crimen. Es feminista, valiente y luchadora, pero por otro lado no posee ni una pizca de autoestima y está muy traumatizada por todo lo que ha tenido que vivir.

Lynne. Ilustración de Lehanan Aida

Por su parte, Arthmael es un príncipe al que le quieren quitar su derecho a ser rey, y decide escapar del palacio y del reino para realizar hazañas que le demuestren a su padre, el rey, que es digno de la corona. Es machista, egoísta y testarudo. Le gusta el sexo con mujeres sin compromiso, y además infravalora al género femenino. Por esto, su carácter y el de Lynne chocan desde el principio, dando lugar a escenas de confrontación y a diálogos que podrían ser perfectamente actuales.

Arthmael. Ilustración de Lehanan Aida

(Intervención de Lynne, dirigiéndose a Arthmael): “Las mujeres, pedazo de imbécil, somos igual de válidas que vosotros. Que algunos hayan hecho de este mundo un lugar de hombres no significa que no seamos dignas de vivir en él, de ocuparnos de nuestras vidas, de hacer lo que se nos antoje con ellas. (…) Somos libres e inteligentes, e igual de capaces de realizar cualquier tarea que los hombres.”

Por otro lado está Hazan, el tercero de los personajes principales, que es un niño de 14 años que estudia magia, aunque no se le da demasiado bien. Es inocente, tierno y dulce, y en muchos momentos supone el nexo de unión entre Lynne y Arthmael y el elemento que consigue que las cosas se calmen entre ellos.

Hazan. Ilustración de Lehanan Aida

Aparte de ellos tres, las autoras crean varios personajes secundarios muy diversos: el dueño del prostíbulo donde estaba encerrada Lynne (un personaje perfectamente retratado como un hombre muy cruel), la familia de Arthmael, hechiceros, etc. Con respecto a esto, me quedé totalmente fascinada ante la habilidad con la que Iria y Selene supieron crear personajes, dándoles un toque personal y mágico que ha sido la clave para que todos los lectores de esta novela nos engancháramos a su historia.

La historia está narrada en primera persona de la mano de Lynne y Arthmael, un capítulo cada uno. Los estilos de ambas autoras se funden muy bien; es directo, muy ágil de leer y divertido en muchas ocasiones. No abundan las descripciones de los escenarios y los personajes, pero las autoras logran enmarcar cada escena con facilidad.

“El mundo se mueve con fuerza de voluntad. Luchando. El mundo se sigue moviendo día a día porque hay gente lo suficientemente decidida como para seguir creyendo, incluso si todo se pone en contra”.

Este libro me encantó, me hizo sentir incluso mariposas en el estómago cuando se daban las escenas más tiernas. También fue capaz de hacerme sentir miedo, asco, rabia… pues Iria y Selene saben transmitir al lector lo que los personajes sienten con una enorme habilidad. Sueños de piedra logró emocionarme, hacerme reír y también suspirar. El final, que obviamente no voy a desvelar, me dejó muy satisfecha y me resultó muy acertado.

A pesar de ser una novela juvenil, creo que todo el mundo puede disfrutarla por sus valores y sus mensajes, además de por su entretenida historia, así que si aún no la conoces, te recomiendo que te dejes perder en sus páginas.

"A todos los que cada día emprenden un viaje directo hacia sus sueños. Que siempre lleguéis a vuestro destino".

Gracias.

Zaragoza, 28 de noviembre de 2015