"¿Tienes el valor de ser tú? Porque no hay cura para dejar de ser quien eres.
Érase un niño que jamás vivió más de dos años seguidos en la misma casa, así que decidió pintar las paredes de todas sus habitaciones con estrellas. Su rechazo al colegio y una familia inusual le empujarán a emprender un viaje donde no todo serán constelaciones y pedirle deseos a la luna. Es hora de bajar al barro, equivocarse con una princesa y terminar encontrando a un príncipe... ¿o no?
Sus ansias de libertad, tres antídotos de supervivencia y unas botas plateadas le acompañarán por un mundo muerto donde los sueños llegan descalzos y despeinados a Ninguna Parte."
Ajena a casi todo el movimiento que se dio en noviembre con El
chico de las estrellas en las redes sociales, lo vi en una librería y quedé
enamorada de su portada. Había oído hablar del libro, por supuesto, pero no
había oído nada sobre él salvo lo especial que era. Leí la contraportada y, sin pensármelo mucho más, me lo llevé a casa. Y, al contrario de lo que me suele
ocurrir cada vez que adquiero un libro (normalmente pasan semanas hasta que los
leo), con El chico de las estrellas no pude resistirme y dos días después me
perdí en sus páginas, descubriendo una de las novelas que va a ir de cabeza a
mis mejores libros de 2015.
Este libro trata acerca de El chico de las estrellas en sí
mismo, un álter ego del propio autor. Chris Pueyo narra una especie de
autobiografía a través de otro personaje, dejando claro desde el primer
capítulo que El chico de las estrellas es él mismo. Así, en una mezcla entre la
primera y la tercera persona, el autor habla de amor, de familia, de amistad…
pero sobre todo de homosexualidad: del bullying que sufrió por ella, de
aceptarse a uno mismo, de tener el valor para enfrentarnos a lo que somos y
vencer nuestros miedos al “qué dirán”.
"El mundo debería saber que hay caídas que son volar, que los sueños son para los que no se quedan dormidos y que es posible burlar el tiempo, escapando del cocodrilo y su tictac."
En cuanto a la trama, Chris juega con la linealidad y con
los saltos temporales, narrando escenas de su vida muy posteriores al punto en
el que está para luego retroceder, o haciendo flashbacks en determinados
momentos. Aun así, es capaz de atrapar e impedir que el lector se pierda,
aunque él no narre su vida de forma cronológicamente ordenada.
En El chico de las estrellas encontramos pocos personajes,
pero cruciales y retratados de una forma absolutamente especial. Chris habla de
su madre y su abuela, de sus amigos más cercanos, de su psicóloga, etc.,
otorgando a cada uno un mote que les defina. Sabe pintar a los
personajes a través de metáforas y hace que el lector pueda imaginarlos de una
forma más o menos libre, ya que no se detiene mucho en descripciones físicas,
sino que hace hincapié en lo psicológico de cada uno.
Si hay algo que hace esta novela única, sin duda, es su
estilo: Chris innova en todo lo posible. Por un lado están los aspectos del
color de la letra y de cómo juega con la tipografía. El chico de las estrellas
está escrito en azul (y no en negro, como es habitual) y, además de eso, Chris
cambia el tamaño de frases o palabras, las pone en negrita, las subraya… Juega
con las palabras en sí, enfatizando la narración y lo que quiere transmitir.
Por otro lado, está su forma de narrar como tal: Chris tiene un estilo
diferente, pero no peor. Para mi gusto, fue una experiencia mágica leer su
libro. No narra como convencionalmente se hace, no cuenta las cosas de una
forma común. Él crea su propio camino narrativo y lleva al lector a través de
él. Además, se dirige al lector directamente e incluso crea conversaciones. Hubo puntos en los que me hizo sentir mimada, como si me acariciara con las palabras. Chris tiene una forma de escribir dulce y directa, y esas pequeñas conversaciones entre él, como autor, y yo, como lectora, me hicieron sentir parte de su historia e impidieron que soltara su libro. Sabe crear una atmósfera maravillosa.
Estas dos cosas —la tipografía y la forma de escribir— fueron lo que hicieron
de este libro un completo descubrimiento para mí.
"Los grandes héroes son los que arreglan el mundo mientras el mundo no está mirando".
He de admitir que durante las primeras cincuenta páginas, su costumbre de
cambiar el tamaño de las letras y de poner una palabra por renglón me ponía un
poco nerviosa, ya que tendía a distraerme de lo que estaba leyendo.
Pero conforme avanzaba me acostumbré y empecé a devorar el libro, y al final lo
leí en un par de noches.
De todos modos, creo que no es un libro que cualquiera pueda
disfrutar por igual. Al ser tan único, creo que El chico de las estrellas es
una de esas novelas que o te encanta o no te gusta en absoluto. Para mí,
Chris es uno de los autores revelación de este 2015, y su
novela uno de los mejores libros que he leído
en muchos meses.
Yo estoy deseando leerlo, espero ser de esas personas a las que les encanta xD
ResponderEliminar¡Un beso!
Cuando lo leas ya me contarás qué tal ^^ ¡Un beso!
Eliminar¡¡Hola guapaa!!
ResponderEliminarAiii yo estoy deseando leer El chico de las estrellas. Creo que me va a encantar y más cuando has mencionado que tiene un estilo diferente *-* Aún no he podido conseguirlo pero espero que en estas Navidades lo encuentre :)
Espero que me guste tanto como a ti ^^
Ya te contaré. Besitos
¡Hola! El estilo es único, ya verás. Espero que lo disfrutes mucho, es un libro estupendo. Besos :)
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