Reseña: Hasta la última palabra, de Tamara Ireland Stone.

Samantha McAllister parece una chica como cualquier otra: maquillaje perfectamente aplicado, cabello perfectamente peinado. Pero bajo esta superficie se esconde un secreto que sus amigas, las más populares del instituto, jamás deben conocer: Sam tiene desorden obsesivo compulsivo y una y otra vez la asaltan pensamientos oscuros y preocupaciones que no puede controlar.

Su vida es una constante lucha interior por mantener unas apariencias que son vitales para ella. Es por eso por lo que cuando conoce a Caroline, una chica lista y con gran sentido del humor, Sam sabe que tiene que mantener oculta su relación tal como hace con sus visitas al psiquiatra.

Y es Caroline quien introduce a Sam en el Rincón de los Poetas, una especie de sociedad secreta compuesta por estudiantes que no encajan del todo en el instituto. En ese entorno, poco a poco comienza a sentirse más “normal” de lo que jamás se ha sentido… hasta que descubre una nueva razón para dudar de su sensatez y cuestionarse todo aquello que ha valorado hasta el momento.

Cuando decidí empezar esta novela, me la tomé como un libro para desconectar y evadirme por las noches antes de dormir, pero me he encontrado con que ha despertado mi odio más profundo y que, lejos de desconectar, me hizo desesperarme.

Yo tengo una regla muy clara en cuanto a libros: si no me gusta al cabo de 100 o 150 páginas, lo dejo. La vida es muy corta, nunca sabes cuándo vas a morir, y yo personalmente no quiero pasar mis posibles últimas horas leyendo algo que no me gusta. Así que, visto el panorama que traía Hasta la última palabra, estuve cerquísima de cerrar el libro y dedicarme a otra cosa.

Pero no lo hice, y no sé por qué. Debería haberlo hecho.

De esta autora sólo he leído El tiempo entre nosotros y me gustó mucho (llevo meses deseando hacerme con su segunda parte, Una y otra vez), así que esperaba que, como mínimo, su nueva novela me gustara un poco. No sé si ha sido culpa mía por esperar demasiado, culpa del hype que tenía, culpa de los comentarios muy positivos que había oído y leído… o que simplemente este libro no era para mí.

Esta novela trata sobre Samantha, una adolescente que pertenece al grupo de las populares en su instituto, un selecto círculo de jóvenes cuyas únicas preocupaciones son el maquillaje, la ropa, los chicos y las fiestas. Lo que es un grupo de populares propio de una película de Disney Channel, vaya. El caso es que Samantha no es la típica chica superficial que parece, ya que esconde un secreto enorme que sólo su familia y su psiquiatra conocen: tiene TOC, es decir, Trastorno Obsesivo-Compulsivo.

Tamara Ireland Stone

Este trastorno se caracteriza porque el paciente se obsesiona con algo y, si no hace las acciones que su cerebro le dicta, piensa que va a ocurrir algo terrible. En el caso de Samantha, ella está obsesionada con el número tres: tiene que dejar el cuentakilómetros del coche en tres para poder aparcar, tiene que nadar en la calle tres de la piscina, se araña la nuca tres veces cuando está nerviosa… Esta obsesión con el número tres se repite constantemente en el libro, pero no se profundiza en ningún momento en los pensamientos que atormentan a Sam si no obedece la obsesión de su cerebro.

La trama se basa en los acontecimientos que le ocurren a Sam desde que comienza el curso: no se siente cómoda con su grupo de amigas populares y conoce a una chica llamada Caroline a la que rápidamente le cuenta toda su vida y sus intimidades: primera cosa que me chirrió. ¿No os conocéis de nada y le cuentas cosas que ni tus amigas de toda la vida saben? Caroline le descubre a Sam un club de poesía secreto, cuyo “líder” no está muy dispuesto a dejar que Sam entre. Y no puedo seguir hablando sin hacer un spoiler, pero os advierto de que, si leéis este libro, lo que os voy a decir a continuación se intuye desde la primera línea.

[SPOILER ALERT]

El líder de este grupo de poesía es AJ, un chico que en principio odia a Sam y no quiere dejarla entrar, y es que resulta que Sam le hacía bullying junto con una de sus mejores amigas cuando los tres eran más pequeños. Como si la superficialidad con que se trata el TOC en este libro fuera poco, AJ y Sam se enamoran mutuamente de la forma más gratuita y vacía que he visto en mucho tiempo. Pasan de no querer ser amigos a besarse como si no hubiera mañana en cuestión de veinte o treinta páginas.

Mis seguidores de twitter ya pudieron ver de primera mano mis reacciones a la interactuación entre estos dos personajes (siento los spoilers, gente de twitter): no se conocían de absolutamente nada y Samantha  (una persona con TOC, recordemos el dato), le dice su contraseña del móvil y le cuenta algo tan íntimo para ella como sus listas de reproducción de música. En el mismo capítulo, AJ la lleva a su casa y le deja leer sus canciones,  y tienen una conversación de amigos de toda la vida sobre los sentimientos más profundos del chico…

Lo siento, pero yo no le vi el sentido por ningún sitio y me enfureció mucho que las relaciones sociales de Samantha se trataran con esa soltura tan mal fundamentada.

[FIN SPOILER]

Como se puede deducir, lo único importante del libro es Samantha, Samantha y Samantha. El resto de personajes, incluido AJ, son meros secundarios sin ninguna relevancia salvo cuando la autora quiere darle un pelín de acción a la trama. Ni siquiera la relación amorosa tiene ninguna base salvo lo que sabemos que siente la protagonista.

Foto de Anita Vela (https://www.instagram.com/anitavelaphoto)

Solo hubo un momento en toda la novela en que Tamara Ireland Stone consiguió engancharme un poco. Hay un giro bastante bueno en la segunda mitad de la novela que no vi venir, y esperaba que ese cambio tan brutal en la trama rescatara un poco mi opinión sobre el libro. Pero no fue así: aunque creo que Samantha está un poco mejor retratada en esta parte de la novela, la trama siguió sin engancharme y creo que ese plot twist tan bueno no se supo aprovechar.

El final es lo más predecible del mundo, y las últimas veinte páginas las leí parando casi a cada párrafo de lo mucho que me aburría.

En cuanto a la narración tengo que decir que ha sido la salvadora de esta novela a mi parecer (junto con ese plot twist que he mencionado). No es una escritura excepcional ni tiene nada del otro mundo, pero es muy fresca y rápida de leer (el libro está escrito en primera persona y en presente, además), y por lo menos es una historia que se devora rápido, siempre y cuando no pares para twittear sobre lo poco que te está gustando, como hice yo.

Por último, quiero pedir que si alguien ha leído esta novela y le ha gustado, comente si le apetece y debata conmigo. He buscado en Goodreads y solo he encontrado reseñas positivas, así que si alguien se anima a contarme por qué le gustó esta novela, me encantará leerle. También quiero añadir que soy la única persona que conozco a la que no le ha gustado, así que, si estáis leyendo esto y queríais leer esta novela, hacedlo igualmente. Puede que os guste como a casi todo el mundo y que no coincidáis en nada conmigo, así que si estabais pensando en leer este libro no descartéis la idea solo por mi reseña. O sí, como queráis. Es un país libre.

En resumen, Hasta la última palabra me ha parecido un libro poco profundo, donde la protagonista acaparaba todo el peso de una trama insulsa y los demás personajes, a pesar de estar incluso más trabajados y ser más interesantes que ella, eran un mero decorado. Cómo se han representado el TOC y el bullying se me ha hecho muy superficial. Un único giro en la trama y una narración sencilla han sido para mí lo que han salvado un poco este libro.