Viajando en el tiempo: clásicos.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

¡Hola! Hoy abro una nueva sección, esta vez dedicada a los clásicos. En la mayoría de blogs y canales de youtube no se suele hablar de ellos, y creo que es una parte fundamental de la literatura. En esta sección, que haré una vez al mes, hablaré sobre dos o tres clásicos que haya leído recientemente y los comentaré. No haré una reseña muy profunda de cada uno, sino más bien comentarios más generales. Sobre todo quiero quitar tópicos sobre que los clásicos son aburridos o difíciles de leer y, además, recomendar lecturas y obtener vuestras recomendaciones. No llevo mucho tiempo leyendo clásicos, pero es una sección de la literatura que me apasiona y por eso he decidido compartir mis experiencias aquí, porque además me encantaría que me dejarais comentarios con vuestra opinión y algunas recomendaciones para entradas posteriores, o lo que queráis decir.

Entre los lectores jóvenes está muy extendida la idea de que los clásicos son muy tediosos, y esto creo que se debe a que en el instituto, las lecturas obligatorias suelen ser clásicos. Normalmente se mandan durante edades en las que la mayoría no somos lectores muy apasionados, y en las que no tenemos conocimientos léxicos ni de cultura como para saber apreciar esos clásicos. Por ejemplo, en tercero de la ESO en el instituto al que yo iba era (o sigue siendo, no lo sé) obligatorio leer El Quijote y El Cid, dos obras que encontré extremadamente aburridas y que leí sin nada de entusiasmo, al igual que mis compañeros. A partir de esa experiencia tan fea de leer por obligación algo que no me estaba aportando nada, muchos renegamos automáticamente de este tipo de lecturas, y no fue hasta segundo de Bachillerato cuando me encontré con un par de clásicos que realmente me fascinaron: La casa de Bernarda Alba y El árbol de la ciencia.

Por eso, reflexionando acerca de estas dos experiencias y viendo cómo la gente de mi edad (y de otras edades, por supuesto) tiene un concepto muy malo de los clásicos, he querido abrir esta sección sobre ellos. Los clásicos pueden aportarnos mucho: son una fuente de cultura general sobre otras épocas, podemos empaparnos de estilos que ya no se usan y, sobre todo, abrir nuestros propios horizontes. 

En esta primera parte, quiero hablar de dos lecturas que realicé este verano: Estudio en escarlata, de Arthur Conan Doyle, y El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde. El primero no me gustó demasiado, pero el segundo me pareció sublime.



"Un cadáver hallado en extrañas circunstancias en una casa deshabitada provoca que los agentes de policía de Scotland Yard se pierdan en divagaciones equivocadas. Y, por si fuera poco, un nuevo asesinato parece complicar aún más la historia. Para resolver el misterio, habría que remontarse en el tiempo a otros asesinatos ocurridos hace 30 años en la ciudad mormona de Salt Lake City… Sólo Sherlock Holmes, gracias a sus implacables poderes deductivos y forenses, será capaz de solventar el crimen".



Estudio en escarlata es la primera novela en la que aparece Sherlock Holmes. Eso fue lo que más me gustó de este libro: ver cómo se conocieron el detective y el doctor Watson, leer cómo resolvieron su primer caso y cómo se fue forjando poco a poco su relación. La historia en sí es entretenida, pero había capítulos sumamente aburridos que me parecieron eternos. También hubo partes muy interesantes, pero en general me pareció una obra muy lenta y el estilo no me atrapó en absoluto. Sin embargo, he leído otras novelas sobre Sherlock Holmes y me gustaron bastante, y hablando con otros lectores he descubierto que en general esta primera parte no suele gustar demasiado. Así que seguiré con la serie de novelas, y si queréis que hable de ellas con más profundidad, decidlo en los comentarios.



"Dorian Gray es un joven aristócrata muy atractivo que, después de haber pasado una solitaria adolescencia en el campo, regresa a Londres, donde ha heredado una mansión. Atraído por la vida nocturna, se sumerge en ella de la mano de Lord Henry Wottom, que lo conduce a los antros más recónditos y sórdidos de la ciudad. Al joven le fascina el estilo de vida decadente y amoral de Wotton. Por otra parte, su obsesión por alcanzar la eterna juventud lo impulsa a hacer un pacto diabólico: él se mantendrá siempre joven, pero las huellas del paso del tiempo y de sus terribles delitos, es decir, su degradación física y moral se reflejarán en un retrato que le ha hecho su amigo el pintor Basil Hallward".


En agosto me embarqué en la lectura de El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde. Sobre esta novela sabía lo básico, no estaba nada informada sobre ella, así que partía prácticamente de cero y su lectura fue una experiencia muy buena. La historia me pareció increíble, y el estilo me gustó mucho y me pareció muy bello en general. Esta novela me atrapó desde la primera página, ya no sólo por la trama principal, sino también por la ambientación, por el marco de personajes alrededor del protagonista, por la forma de escribir de Oscar Wilde… Hubo días en los que no podía parar de leer, hay partes realmente adictivas.
Sin embargo, hubo un capítulo bastante largo en la segunda mitad del libro que me resultó muy aburrido y eso disminuyó un poco mi interés sobre la novela. Seguí leyendo porque quería saber cómo terminaba, un poco por inercia, y la verdad es que tan pronto se acabó esa parte, volví a engancharme totalmente otra vez.

Así pues, creo que es importante recalcar que una mala experiencia con un clásico (como lo fue para mí el primer libro) no es razón para renegar de todos ellos, ya que se pueden encontrar verdaderas joyas. Además, recomiendo elegir una buena edición adaptada, porque eso puede facilitar mucho la lectura. Por ejemplo, mi edición de El retrato de Dorian Gray es de la editorial Austral, que además tiene anotaciones al pie de página que complementan muy bien la ambientación cultural de la novela y que pueden ser bastante interesantes.

En los comentarios dejadme vuestras opiniones sobre estas dos novelas si las habéis leído, y contadme qué os parece esta nueva sección. Estaré encantada de leer vuestras impresiones. ¡Hasta el miércoles que viene!

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